SUELOS DE MADERA NATURAL
La madera es un material noble que aporta características únicas como son su tacto, calidez, resistencia y belleza natural, todos ellos atributos que la convierten en un elemento incomparable en cualquier tipo proyecto decorativo.
La tarima de madera es un material de construcción utilizado para revestir suelos desde tiempos muy remotos. A este tipo pavimento o recubrimiento se le denomina tarima o entarimado, aunque popularmente también se lo conoce por parquet o tarima flotante aunque en realidad estos dos últimos términos serían más bien un tipo de tarima de tablas de pequeño tamaño (parquet) o el de un modo concreto de instalación de la tarima (flotante).
El origen del uso de la madera como revestimiento para suelos es muy remoto y se remonta a la etapa prehistórica. Desde que el hombre empezó a desarrollar sus primeras y rudimentarias herramientas la madera se convirtió en uno de los principales materiales de construcción utilizados para resguardarse de las inclemencias del tiempo. Desde entonces la madera ha sido destinada, entre otros de sus muchos usos, a la construcción de techos, paredes y suelos. Entre las principales razones que llevaron al hombre antiguo a decantarse por el uso de este material cabría destacar en primer lugar la gran abundancia de esta materia prima, su resistencia y, en definitiva, su enorme versatilidad; además del confort que este elemento proporcionaba frente a otro tipo de materiales como por ejemplo la piedra.
Lo que inicialmente fue la utilización de la madera como material para suelos teniendo en cuenta únicamente sus propiedades prácticas, como consecuencia natural de los avances técnicos y el refinamiento de las prácticas artesanales desarrolladas a lo largo del tiempo, pasó a convertirse en un importante elemento decorativo que finalmente llegó a determinar incluso la posición económica y social de quien se lo podía permitir. Podemos empezar a observar la máxima expresión de esto en muchos castillos y palacios de Francia ya en los siglos XVII y XVIII, además de en otros muchos países europeos. Esto fue así hasta tal punto que se llegaron a realizar entarimados que incluso a día de hoy continúan considerándose verdaderas obras de arte.



Actualmente utilizamos muchos términos de forma genérica para referirnos a los suelos de madera. Pero si queremos utilizar una terminología correcta debemos atenernos a los factores que determinan su correcta denominación. Podemos clasificar los distintos tipos de tarimas en función de varios factores: tamaño, estructura, acabado y forma de instalación. Dependiendo del tipo de clasificación que elijamos los diferentes suelos de madera pueden adoptar un tipo u otro de denominación:
POR DIMENSIONES
Las tarimas de «tabla pequeña», de longitud inferior a 50cm, se consideran Parquet. Las formadas por tablas de longitud superior ya se consideran Tarima. Las tarimas de tabla de longitud superior a 150cm y/o anchura mayor a 20cm se consideran tarimas de gran formato.
POR TIPO DE ESTRUCTURA
Los suelos de madera natural pueden ser de dos tipos distintos en función de su estructura, que puede ser maciza o multicapa. Originalmente todas las tarimas eran macizas puesto que no existían los medios tecnológicos adecuados para producir tableros de estructura más compleja. Actualmente la tarima de madera maciza para suelos de interior solo tiene sentido cuando el tamaño de las tablas es reducido (parquet). Para suelos de interior una tarima maciza de tablas grandes no es lo más aconsejable puesto que las piezas macizas de gran tamaño tenderán a comportarse de forma inestable. Este factor deja de ser un problema con tablas construidas a partir de una de estructura de múltiples capas ya que el estratificado multicapa permite conseguir piezas más grandes infinitamente más estables.
POR TIPO DE ACABADO
Los suelos de madera deben ir protegidos debido a que la madera natural es un material poroso con capacidad de absorber cualquier líquido o suciedad que pudiera derramarse en su superficie. Existen dos tipos de protección para proteger la superficie de los suelos de madera: barniz o aceite/cera. Ambos tipos cuentan ventajas e inconvenientes:
- Barniz: En principio es un tipo de protección muy cómoda y duradera, que inicialmente no precisa de ningún tipo de mantenimiento. La desventaja es que con el tiempo y el uso el barniz tiende a desgastarse y agrietarse, cuando esto ocurre la humedad empieza a filtrase por dichas grietas, siendo absorbida por la madera la cual tenderá a ennegrecerse. Es cierto que un suelo de madera barnizado siempre podrá ser acuchillado (lijado) y re-barnizado, pero hay que ser consciente de todo lo que esto supone ya que se trata de un proceso que ha de hacerse en toda la superficie del suelo (no se puede hacer a trozos) para que el resultado final sea uniforme. Acuchillar un suelo de madera es un proceso que lleva varios días y que, además del propio coste económico de la realización del trabajo, supone despejar toda la superficie de muebles e imposibilita el uso (habitabilidad) del espacio mientras se realiza el trabajo.
- Aceite/Cera: Las ventajas de un suelo de madera aceitado/encerado respecto a uno barnizado son apreciables. En primer lugar, destacar que a diferencia del barniz, el aceite y la cera son productos naturales y están más en concordancia con un material natural como es la madera. El principio de protección en este caso consiste en saturar el poro de la madera mediante la aplicación de aceite en toda su superficie, la cual además se verá endurecida debido a la aplicación de la cera. Esto provoca que la madera, una vez saturada ya no tenga más capacidad para absorber cualquier otro tipo de sustancia que pudiera derramarse en su superficie. El aceite y la cera no solo protegen el suelo frente a la absorción de líquidos si no que además nutren y cuidan la madera procurando una mayor longevidad. Otra ventaja es que un suelo aceitado jamás precisará de ser acuchillado y que en caso de verse manchado/dañado se podrá aplicar un tratamiento de forma local sin necesidad de tener que hacerlo obligatoriamente en toda su superficie. La desventaja de este tipo de acabado es que requiere un mantenimiento más frecuente ya que más tarde o más temprano siempre llega el momento en el que la protección debe ser renovada para mantener su efectividad.
POR TIPO DE INSTALACIÓN
Existen 3 posibles tipos de instalación para suelos de madera. El sistema de instalación más adecuado vendrá determinado por el tamaño y estructura de la tarima en cuestión:
- Instalación flotante: tarimas multicapa
- Instalación: encolada: tarima maciza y parquet
- Instalación sobre rastreles: tarima maciza y multicapa

TARIMA MULTICAPA
La tarima flotante multicapa es la más utilizada actualmente y ello está justificado por las siguientes razones:
- Es un producto más económico y dimensionalmente más estable que la tarima maciza, permitiendo el uso de tablas más grandes y por tanto más vistosas.
- Permite su instalación flotante -también más económica- a diferencia de la tarima maciza que debe instalarse encolada o sobre rastreles.
- Es ecológicamente más sostenible que la tarima maciza porque para las capas inferiores se utiliza madera proveniente de especies muy abundantes.
La mayor parte de las tarimas flotantes que se fabrican hoy en día tienen una superficie de roble. Los motivos que justifican el uso de este tipo de especie de madera son varios:
- Es un tipo de madera relativamente abundante y resistente. La resistencia es un factor muy importante y necesario, ya que se trata de un material para suelos y ha de poder soportar adecuadamente este tipo de uso.
- El roble es también un tipo de madera que da mucho juego a nivel decorativo porque acepta muy bien los tintados y decoloraciones. Esto permite conseguir una amplia paleta de colores, desde muy claros a muy oscuros, naturales, grisáceos, etc.

INSTALACIÓN FLOTANTE
La instalación de tarima flotante es la más sencilla de todas las posibles y, por lo tanto, la más económica. El único requisito para poder realizar una instalación flotante es contar con una base limpia, lisa y nivelada. Generalmente un suelo de baldosa, si está en buen estado, es una base excelente sobre la que montar tarima flotante.

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